Lección 42: Dios es mi Fortaleza. La visión es Su regalo.
Cuando tienes la certeza de que Dios, el Amor, está contigo, de que estás en Su Presencia, Su Fortaleza es tu fortaleza, no porque Él sea Infinitamente Poderoso, que lo es, sino porque tú Eres parte de Él. Eres tan santo como Él porque no estás separado de Él.
Cuando eres consciente de que ERES AMOR, cuando te identificas con Él, te identificas con Su Fortaleza, la haces tuya. Proclamas el YO SOY, ésa es tu Fortaleza. Tu voluntad se une a la Voluntad de Dios. Su deseo es que seas lo que en verdad Eres, y al unirte a Su Voluntad sabes que ya está hecho, ahí radica tu poder. YO SOY. Al reconocer y aceptar tu verdadera Identidad obtienes Su Regalo, la visión de Cristo, porque te has identificado con Él.
Siempre estás en el lugar y el momento perfectos porque tu mente y la Mente de Dios son la misma. Nada temes porque te identificas con el Ser que en verdad Eres, no eres una persona separada, débil y mortal sino que Eres eterno y todo lo que ves es tu Ser, es parte de ti. Estás aquí para recordar y experimentar tu verdadera Identidad, estás aquí para recordar que no eres un cuerpo, no eres el “coche” que conduces, sino el Espíritu eterno e ilimitado, el YO SOY. Dios es tu Fortaleza, lo que Él ES tú Eres. Recordar esto, recordar la verdadera Unicidad que lo incluye TODO, es recordar que Su Fortaleza es tu fortaleza y al hacerlo, obtienes la visión.
De lo que se trata ahora es de retirar todos los obstáculos que niegan esta Verdad, no dando valor a las ilusiones, elevando tus pensamientos por encima del campo de batalla, por encima de las ilusiones del ego.
Has elegido no pensar con el ego para pensar con el Espíritu, no das valor a lo que los ojos del cuerpo ven, sino que ves con con tu visión espiritual. Es ahora muy importante escuchar únicamente a tu Maestro, Quien te ayuda a recordar a cada momento que todo lo que ves está en tu mente, que tú eres causa y efecto, que no hay nada separado de ti, que todo lo que ves es tan santo como tú porque estás en la mente de Dios, y que, por lo tanto, si lo que ves altera tu paz, reconoce que eso no es verdad. Sólo tienes que entregar al Espíritu esos pensamientos errados. Él se encargará de corregirlos y de mostrarte cómo es la Realidad de Dios.
Tu función es simple: reconocer lo que no es verdad y entregárselo al Amor, para que el Amor realice Su función, la de transformar lo que no es verdad en Verdad. O lo que es lo mismo: reconoces lo que no es verdad al identificarte con el Amor y permitiéndote ver eso con Él. Como UNO.
Sé consciente de que estás en Dios y comprueba cómo el miedo desaparece. Su Fortaleza es tu fortaleza. Sabes que todo lo que experimentas no es por casualidad, todo es por Su Voluntad, y Su Voluntad es tu felicidad por lo que no dudas de que todo lo que experimentas es una oportunidad que se te da para ver eso con el Amor, es una oportunidad para recordar que estás en Su Presencia.
Cada vez que se adentre en ti la duda, cada vez que el ego trate de convencerte de que lo que no es verdad sí lo es, recuerda: Dios es tu Fortaleza y en Su Fortaleza ves la Verdad, simplemente eleva esos pensamientos que te hacen dudar y el Amor los iluminará con Su Luz.
"Los que son conscientes de la Fortaleza de Dios jamás podrían pensar en batallas. ¿Qué sacarían con ello sino la pérdida de su perfección? Pues todo aquello por lo que se lucha en el campo de batalla tiene que ver con el cuerpo: con algo que éste parece ofrecer o poseer. Nadie que sepa que lo tiene todo podría buscarse limitaciones ni valorar las ofrendas del cuerpo. La insensatez de la conquista resulta evidente desde la serena esfera que se encuentra por encima del campo de batalla. ¿Qué puede estar en conflicto con lo que lo es todo? ¿Y qué hay que, ofreciendo menos, pudiera ser más deseable? ¿A quién que esté respaldado por el Amor de Dios podría resultarle difícil elegir entre los milagros y el asesinato?" UCDM
"Siempre eliges entre tu debilidad y la fortaleza de Cristo en ti. Y lo que eliges es lo que crees que es real. Sólo con que te negases a dejar que la debilidad guiase tus actos, dejarías de otorgarle poder. Y la luz de Cristo en ti estaría entonces a cargo de todo cuanto hicieses. Pues habrías llevado tu debilidad ante Él, y, a cambio de ella, Él te habría dado Su fortaleza." UCDM
"Aprende, pues, el feliz hábito de responder a toda tentación de percibirle a ti mismo débil y afligido con estas palabras:
Soy tal como Dios me creó. Su Hijo no puede sufrir.
Y yo soy Su Hijo." UCDM
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