"Sé leal al Amor y no podrás dejar de ser leal a tu Ser."
La unión de lo humano con lo espiritual es a lo que realmente se llama Segunda Venida de Cristo. Es llevar toda ilusión ante la Verdad, para poder ver únicamente al Cristo en nosotros, pero para ello se tiene que comprender qué es ilusorio y qué es verdadero.
La segunda venida está relacionada con el cambio en nuestra de manera de pensar, dejamos de dar valor al cuerpo, a lo ilusorio, para dar valor a lo que Somos, Espíritu. Soltamos la idea de la separación para elegir ver en todo a nuestro verdadero Ser. Para ello redirigimos nuestra fe de nuestra mente-ego a nuestra mente-corazón. Soltamos el pensamiento del mundo para pensar como Cristo.
La Verdad se encuentra elevando nuestro pensamiento, identificándonos con el Ser que en verdad Somos.
Cuando hablamos de segunda venida de Cristo hablamos del despertar al Ser que en verdad Somos. Hablamos de nuestra Unidad con Dios.
"¿Qué hay en ti que es capaz de aprender? ¿Qué hay en ti que reconoce que el ego no es lo que Eres? ¿Qué hay en ti que reconoce tu Espíritu? ¿Qué hay en ti que oscila entre dos mundos, el mundo del dominio del ego y el del Espíritu? ¿Qué reconoce la diferencia? El Cristo en ti.
Resulta fácil imaginar cómo el Cristo en ti difiere de tu ego, pero no es tan fácil reconocer cómo el Cristo en ti difiere del Espíritu. El Cristo en ti es el que es capaz de aprender en forma humana lo que significa ser un Hijo de Dios. El Cristo en ti es el que es capaz de tender un puente entre los dos mundos. Esto es lo que significa la segunda venida de Cristo."
Un Curso de Amor
El concepto "segunda venida" ha sido explicado de muchas maneras a lo largo del tiempo, Neville Goddard es uno de los que supo expresar en palabras sencillas este concepto. Este extracto, que puedes leer a continuación, corresponde al capítulo 15 del Evangelio de la imaginación. Revelaciones del Cristo interno, te invitamos a leerlo:
" ..hasta que Cristo sea formado en vosotros" Gálatas 4:19
La segunda venida no es el retorno de un hombre entre las nubes, ni el descenso glorioso de una figura histórica envuelta en luz. No es un evento apocalíptico, ni un fenómeno cósmico. La segunda venida es el nacimiento consciente del Cristo en cada ser humano.
Es el momento en que el alma tras haber varado por los estados del olvido finalmente reconoce su Identidad Divina y asume el YO SOY como su naturaleza real.
El Cristo no es el nombre de un profeta, ni la historia de un mártir. Es el ungido interior, el principio eterno del YO SOY encarnado en forma humana. La primera venida fue símbolo: la aparición del poder creador en carne. La segunda es revelación: el despertar de ese poder en cada uno, hasta que Cristo se haya formado en vosotros.
Esa es la obra verdadera. No salvar al mundo, sino despertar al Cristo que duerme en ti. No esperar señales en el cielo, sino ver la señal en tu corazón cuando dejas de decir "Yo tengo un problema" y comienzas a decir "Yo Soy la solución." Allí comienza la segunda venida.
Cristo no vendrá con sonido de trompetas ni acompañado de ejércitos celestiales. Vendrá en silencio, en lo secreto, como un susurro que dice "Tú Eres yo." Vendrá cuando dejes de buscar a Dios fuera y reconozcas que toda divinidad ha estado esperando la cámara íntima de tu conciencia. Vendrá cuando el deseo deje de ser pedido y se convierta en asunción.
Cada vez que un hombre se niega a seguir creyendo que es solo carne, historia y memoria, y se atreve a sentir como real su Divinidad, Cristo ha venido.
Cada vez que alguien imagina el bien para sí, lo asume sin duda, Cristo ha nacido.
Cada vez que una mente dice "Yo Soy", con pureza, certeza y poder, el Verbo se ha hecho carne nuevamente.
He dicho antes que "tú eres Dios soñando que eres hombre." La segunda venida es el despertar de ese sueño, no al final de los tiempos, sino en el tiempo interno. Cuando el alma está lista.
No todos lo verán al mismo momento, porque no todos desean despertar, pero el despertar es inevitable. La semilla ya ha sido plantada. El Cristo ya mora en ti, esperando ser formado. No necesitas merecerlo, no necesitas purificarte, solo necesitas creer que ya es. No como acto de fe ciega, sino como acto creador.
Imagina cómo te sentirías si supieras, sin duda, que tú y el Cristo son UNO. Habita ése estado. Vive desde ahí, ama desde ahí, cree desde ahí, y todo lo demás será añadido.
La humanidad teme al fin de los tiempos, pero no sabe que el único fin necesario es el del viejo "yo", el fin del hombre temeroso, limitado, separado, y ese fin es glorioso porque da paso a la manifestación más sublime: el Cristo en ti.
Cuando Pablo habla de formar a Cristo no se refiere a enseñanza religiosa, ni a dogma, se refiere a moldear el estado interno hasta que coincida con la imagen divina. Es la labor del alfarero espiritual, pulir, elevar, recordar, hasta que lo que el alma imagina y lo que vive, sean uno. Y ese molde solo puede tomar forma con una sustancia: el sentimiento sostenido.
No basta con conocer la Doctrina, no basta con repetir verdades, el Cristo no es una idea, es un estado. Un estado de Plenitud, de Certeza, de Amor Absoluto, de Poder silencioso, un estado que ya es tuyo si lo asumes.
La segunda venida es tuya, es tu historia, es tu destino. No te será dada desde afuera, debes darla a luz tú mismo, en cada pensamiento, en cada elección, en cada imagen que sostienes como verdadera. Porque tú eres el Portal, tú eres el pesebre, tú eres el que espera, y también el esperado.
El día en que digas sin miedo: "Yo y el Cristo somos uno", ese día ha venido y no vendrá para salvarte, vendrá porque tú ya no necesitas ser salvado. Has recordado que eras el Salvador. El mundo seguirá su curso. Las guerras vendrán y pasarán. Las civilizaciones surgirán y caerán. Pero tú, que has formado a Cristo en ti, vivirás en un mundo nuevo, no porque el mundo haya cambiado, sino porque tú has renacido.
Entonces, camina, respira habla como el Cristo que Eres. No te rebajes a explicar tu fe. Vive desde ella. No convenzas, encarna. Porque el mundo no necesita más palabras, necesita ejemplos vivos de lo divino hecho carne, y tú, tú fuiste creado para eso.
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