Introducción al apoyo a las primeras lecciones de UCDM

“Bienaventurados los pacificadores, 

porque ellos serán llamados Hijos de Dios” 

Mateo 5:9

¿Cómo le explicas a alguien, que ha perdido la memoria, que no es quien cree ser? Lo más seguro es que rechace esa idea, porque el concepto que tiene de sí mismo le puede parecer bastante firme. 

A no ser que no esté satisfecho con lo que cree ser.

Este es un curso de milagros porque, a medida que empieces a realizar la función por la que estás aquí, eso es lo que empezarás a ver, milagros, que al principio quizás te parezcan sorprendentes, pero que luego los verás como lo más natural del mundo.

Este curso va dirigido a ti. Quieres dar un paso más, y conocerte verdaderamente porque, intuyes, que es en ese conocimiento donde vas a encontrar la añorada paz. Y así es, pero no es sólo paz lo que vas a encontrar sino también felicidad. ¿Cómo no vas a ser feliz descubriendo y siendo Quien en verdad Eres? Este curso te va a ayudar a aceptar el hecho de que jamás te separaste del Amor y, entonces, entenderás, dejarás de sentirte una víctima del mundo y te alzarás como UNO. 

La identidad que crees tener es singular, distinta de las demás identidades que crees conocer, pero es sólo una máscara, es una máscara que te impide verte tal como en verdad Eres. Crees estar separado del Amor, de Dios, y es por eso que ves un mundo de seres y cosas distintas, no estás viendo verdaderamente aunque tú crees que sí, porque no te conoces a ti mismo, porque si te conocieras, lo que verías sería tan maravilloso que no podrías dejar de sonreír nunca más.

Aunque te digamos que Eres el Hijo de Dios, eres tú quien tiene que vivir esas palabras y reconocer en ellas la verdad. Estas palabras, que quizás en un principio no tengan ningún sentido para ti, te son útiles, porque te pueden llevar a querer ahondar más en tu interior, a escuchar qué te dice tu corazón. Este curso es un comienzo a una forma de vida que nada tiene que ver con la vida que has llevado hasta ahora,  es una forma de vida totalmente nueva, ello no quiere decir que tengas que dejar de hacer lo que estás haciendo sino que lo harás con una conciencia mucho más elevada, lo que significa que ya no estarás a merced de las circunstancias sino que serás el Dueño de tu mundo, un mundo donde la Verdad se ha establecido.

Entiende en primer lugar qué significa Ser el Hijo de Dios, significa que estás unido a Dios, es decir,  existe solo un Único Ser y no millones de seres. Tu Ser lo es TODO. 

Crees ser una persona en un mundo plagado de otras personas, seres y cosas, por lo que te consideras pequeño, insignificante y vulnerable, pero te equivocas, simplemente has olvidado tu grandeza, has olvidado Quién Eres y una parte de ti sabe que esto es verdad, esa parte añora otra realidad. Otra vida. El Amor (en mayúsculas). Es por eso que quieres realizar este curso, porque sientes Su Llamado.

Hay un motivo por el que crees ser lo que no eres. En pocas palabras:

Dios te creó a Su imagen y semejanza, lo que significa que son indivisibles, como Él, estás en todo lo que existe,  pero se adentró en ti la idea de la separación. Quisiste experimentar la singularidad, el ser especial, el ser ego, y pediste a tu Creador, tu Padre, que te concediera ese favor, pero Dios no te pudo conceder lo que le pedías. Como dice el Espíritu Santo/Jesús en el Curso:

“Dios no te lo concedió, pues lo que pedías era algo ajeno a Él, y tú no podías pedirle eso a un Padre que realmente amase a Su Hijo. Por lo tanto, lo convertiste en un padre no amoroso exigiéndole lo que sólo un padre no amoroso podía dar. Y la paz del Hijo de Dios se hizo añicos, pues ya no podía entender a su Padre. Tuvo miedo de lo que había hecho, pero tuvo todavía más miedo de su verdadero Padre, al haber atacado su gloriosa igualdad con Él.” 

Sin saberlo estabas dando valor a la voz del ego en vez de a tu verdadera Voz, por eso creíste que tu Padre te estaba rechazando, porque al escuchar la voz del ego no sentías el Amor de tu Padre. Te creíste separado de Él y perdiste la paz.

[El Hijo de Dios] Cuando estaba en paz no necesitaba nada ni pedía nada. Cuando se  declaró en guerra lo exigió todo y no encontró nada. ¿De qué otra manera podía haber respondido la dulzura del Amor a sus exigencias sino partiendo en paz y retornando al Padre? Si el Hijo no deseaba permanecer en paz, no podía quedarse en absoluto.  Pues una mente tenebrosa no puede vivir en la Luz y tiene que buscar un lugar tenebroso donde poder creer que allí es donde se encuentra, aunque realmente no sea así.  Dios no permitió que esto ocurriese.  Tú, no obstante, exigiste que ocurriera y, por consiguiente, creíste que ocurrió.

“Singularizar” es “aislar” y, por lo tanto, causar soledad. Dios no te hizo eso. ¿Cómo iba a poder excluirte de Sí Mismo, sabiendo que tu paz reside en Su Unicidad? Lo único que te negó fue tu petición de dolor, pues el sufrimiento no forma parte de Su creación.”

Tu deseo de ser especial, de ser singular, tenía que realizarse, lo exigiste y eso te llevó a no sentir el Amor y la paz de Dios, no porque Dios te los arrebatara sino porque tú lo decidiste así. Como tu Padre te había dicho, ser un ser especial indicaba que estabas separado de Él y como eso no es posible, no podía concederte lo que deseabas. Elegiste creer en el sueño de separación del ego, creíste que tu mente se había dividido porque habías rechazado una parte de ti, e inventaste un mundo, donde proyectar todo lo que no querías sentir en ti, y un cuerpo al cual culpar, pero en ese mismo instante tu Padre te respondió con Su Amor. 

Porque nunca ha dejado de estar unido a ti, Dios te dio un Mediador entre Él y las ilusiones. El Espíritu Santo/Jesús (la Presencia del Amor en tu mente, la Voz que habla por Dios) puede ver tu sueño imaginario, y realiza el papel de cada uno de tus personajes para que comprendas el por qué no es posible la separación y aceptes, en su lugar, Su sueño, pues Él interpreta tu sueño de diferente manera a como lo interpretas tú y te va a enseñar a interpretarlo como Él lo interpreta. En vez de conflicto, Él ve paz, en vez de dolor Él ve salud, en vez de vulnerabilidad Él ve invulnerabilidad, te ayuda a corregir tu error de percepción enseñándote a pensar como Él y a recordar Quién en verdad Eres.

Una gran parte de tu mente, la mente del Hijo de Dios, escogió el sueño del Espíritu Santo/Jesús, aceptando la Verdad como lo único real. El sueño del ego (de un mundo de sufrimiento y muerte) había terminado nada más empezar, pero una pequeñísima parte de tu mente se mantuvo en su rebeldía, no ha querido soltar la culpa que siente por lo que cree haber hecho, no se ha perdonado a sí misma, proyectando esta culpa en la parte de su mente que cree separada de él. 

Te identificas con un ego y es por eso que tu mundo es un mundo de separación, al proyectar tu culpa, multiplicas lo que no es real, perpetuando ese sueño de separación que hace mucho terminó. Sólo ves ilusiones, no puedes ver la Eternidad porque sólo ves lo que quieres ver, ese sueño de separación que hace mucho terminó, de esta manera el sueño parece tener “vida”, parece que tiene un pasado, un presente y un futuro, como las imágenes de una película, pero nada de eso está sucediendo realmente, sino sólo en la “realidad” ilusoria de esa pequeña parte de tu mente que cree ser lo que no es.

Te percibes con un cuerpo y una mente distintos a todo lo que percibes, desconectado del Amor perfecto, y es por eso que perpetuas el sueño de separación. Crees no sentir Amor, crees ser un “pecador”, apartado de la Luz, sin paz, en la oscuridad. Aunque en realidad eso no es así, tú crees que sí lo es.  Tu creencia errada hizo que dejaras de compartir tus pensamientos con tu Padre y dejaste de escuchar Su Voz. Como no estabas haciendo la Voluntad de tu Padre pensaste que estabas en guerra contra Él, porque ya no te veías como Él sino como un ser aparte y oscuro.

“Has construido todo tu demente sistema de pensamiento porque crees que estarías desamparado en Presencia de Dios; y quieres salvarte de Su Amor, pues crees que te aniquilaría. Tienes miedo de que pueda alejarte completamente de ti mismo y empequeñecerte porque crees que la magnificencia radica en el desafío y la grandeza en el ataque.”

Te crees un "yo" especial, y no quieres perder esa sensación de ser el amo de tu mundo, crees haber creado todo lo que percibes, pero sólo estás soñando. La Realidad no es lo que tú has soñado. Tu deseo de ser especial es lo único que se interpone entre tú y todos los fragmentos de tu ser, (a los que prefieres considerar separados de ti, para no perder tu especialismo) esos fragmentos son tus hermanos, son parte de ti, de una misma mente, pero tú no lo ves así. Tu deseo de ser especial hace que los percibas distintos y que los temas, tanto a ellos como a tu Padre; no quieres perder lo que crees ser, por eso les exiges que afirmen que eres lo que no eres (que se postren ante ti, que te rindan honores o que paguen las consecuencias).

Al identificarte con el ego dejaste de creer Ser el Hijo de Dios sino que lo viste a Él  como el culpable de tu separación para no sentir el peso de la culpa en ti. Y lo castigas para que Dios fije su mirada en el culpable y no en ti. Sueñas un mundo donde el Hijo de Dios paga sus pecados, un mundo donde ves conflicto, dolor, sufrimiento, un mundo donde el culpable siempre muere, y el culpable siempre es otro, vengándote así por lo que crees te ha hecho tu Padre, sin darte cuenta de que quien sufre y muere siempre eres tú, pero no te das cuenta porque has olvidado tu verdadera Realidad, has olvidado que la separación jamás ocurrió, sino que solo lo soñaste.  

La separación es un sistema de pensamiento que parece muy real en el tiempo, en la Eternidad es una ilusión. Al poner tu fe en el ego creíste en todo lo que él te decía, pero todas las creencias en las que se basa tu sistema de pensamiento son falsas. Tú inventaste al ego y tú eres quien tiene que deshacerlo. 

“Creer que un sistema de pensamiento basado en mentiras es débil es un error.  Nada que un Hijo de Dios haya hecho carece de poder.  Es esencial que te des cuenta de esto, pues de lo contrario no podrás escapar de la prisión que tú mismo has construido.”

Tu fe se puede canalizar en otra dirección. Como ego que creíste ser, construiste un mundo de dolor, enfermedad y muerte; pero en tu interior tienes la llave para tu liberación. Al haber creído que te fragmentabas ahora cada Hijo de Dios necesita re-unificarse para volver a Ser completo, cada fragmento del Hijo de Dios debe encontrar el camino de regreso con la ayuda del Espíritu Santo/Jesús. Él te mostrará Su sistema de pensamiento, y te enseñará a pensar como Él, a ver la Verdad por encima de las ilusiones, para que recuerdes Quién Eres y sueltes tu identificación con el ego.

Todos estamos representando un papel en este sueño de separación. Con el tiempo cada fragmento de nuestro Ser, cada Hijo de Dios, aceptará que no somos este cuerpo, este personaje, esta máscara-persona sino que somos el que fabrica este cuerpo, el soñador del sueño, hasta recordar que solo hay UNO. Entonces, no podrá hacer otra cosa más que revelarlo al mundo, "Yo y mi Padre somos UNO", dirá, arrepintiéndose de haber creído lo contrario. Ya no lo creerá porque habrá aceptado la Voluntad de Dios, el Amor, lo que siempre ha sido y siempre será.

Cuando un Hijo de Dios despierta a su verdadero Ser es Cristo, es Dios, sin importar lo que haya creído haber hecho, es perdonado porque él se ha perdonado a sí mismo.

Este curso te ayuda en tu camino hacia tu despertar a tu verdadera Identidad, hay otros muchos caminos, pues el Espíritu Santo está en TODO, pero la diferencia entre los otros caminos y éste es que éste es más corto.

¡Que disfrutes del viaje!

Con Amor,

Los Pacificadores

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