Apoyo a la lección 21

Lección 21: Estoy decidido a ver las cosas de otra manera.

Los pensamientos de ataque son formas en las que la ira se expresa. Siempre te enfadas cuando crees que has sido atacado, y crees que has sido atacado cuando piensas que la separación es real, que hay un “otro” que puede atacarte. Nunca te enfadas cuando piensas que te relacionas contigo mismo porque sabes que lo único que hay es Amor, porque eso es lo que tú Eres. Atacar lo que percibes es negar lo que realmente Eres, es escoger las ilusiones en vez de la Verdad.

Tomaremos el ejemplo extremo de la crucifixión. Solo alguien que cree estar separado de todo lo que percibe puede creer que una parte de su Ser puede ser atacada. Por supuesto, Jesucristo nunca pudo pensar de esa manera, es más, él nunca creyó sufrir ningún ataque. Sólo lo pareció para los ojos del ego.

“La proyección implica ira, la ira alienta la agresión y la agresión fomenta el miedo. El verdadero significado de la crucifixión radica en la aparente intensidad de la agresión cometida por algunos de los Hijos de Dios contra otro. Esto, por supuesto, es imposible y se tiene que entender cabalmente que es imposible. De lo contrario, yo no puedo servir de modelo para el aprendizaje”

No era Él quien se veía a sí mismo sufrir sino que los que lo vieron padecer y morir lo estaban viendo a través de los ojos del ego. Cada uno percibía sus propios miedos y culpa proyectados en la imagen de Jesús; no podían verlo a Él, al Espíritu que en verdad Es; sus pensamientos de ataque los cegaron. Él sí los veía como realmente Son y por eso nunca tuvo miedo, nunca sufrió, tuvo compasión de ellos y un profundo Amor porque sabía que no veían correctamente, no veían con la visión de Cristo. Estaban ciegos. Entendimos la crucifixión erróneamente porque la percibimos desde el miedo, separados del Amor. Es por ese motivo que vimos dolor, sufrimiento y muerte, porque dimos valor a lo que no eran más que ilusiones, no a la Realidad. 

Aún hoy en día continuamos crucificando al Hijo de Dios, continuamos viendo culpabilidad en nuestros hermanos y en nosotros mismos, porque seguimos mirando el mundo con miedo, alejados del Amor perfecto, de la visión de Cristo. Aún no nos damos cuenta de que no somos quien creemos ser, no somos seres individuales, no somos este cuerpo. 

Somos un Único Ser, una Única mente, el Hijo de Dios. Si queremos ver un mundo donde reine la paz perfecta, el Amor perfecto y la perfecta Felicidad tenemos que soltar la idea de que estamos separados del Amor. El Amor lo es TODO, no hay nada separado de Él, somos parte de Dios y nunca hemos dejado de serlo. Es hora de que empecemos a interesarnos por Quien en verdad Somos y empecemos a practicar con ello, pensando como pensaría Cristo, porque, a fin y al cabo,  ES lo que Somos. 

No hay nada de lo que percibas en el mundo que justifique tu ira, NADA. Si algo te altera, ten por seguro que eso que estás percibiendo NO ES VERDAD. Cualquier emoción que sientas, por mucho que parezca ser distinta, surge siempre del miedo y el miedo siempre te hace proyectar ilusiones, proyectas tus pensamientos de ataque para no sentir el miedo en ti sino en las imágenes que percibes, sólo que entonces, son esas imágenes que percibes las que crees te están atacando, y tu ira (tu miedo) crece. Aprende a no darles valor, eso que percibes y que parece que te está atacando no es verdad, en su lugar entrégaselo al Amor y deja que Él lo transforme y te muestre lo que en verdad no estás viendo, entrégate a la visión de Cristo con confianza, porque ésa es tu verdadera visión. Donde hay Amor no existe el miedo, trabaja con el Amor y el miedo desaparecerá.

El pasado del ego es inventado, no tiene nada que ver con la Realidad, lo seguimos perpetuando porque seguimos creyendo en él. La Realidad es Dios, es Amor perfecto y sólo empezaremos a verla cambiando nuestra forma de pensar, soltando el pasado y mirando de frente al presente sin juzgarlo, no juzgamos porque, si lo que vemos no es perfecto, entonces, no es real. No tiene sentido juzgar lo que no es real. Nuestro Ser es perfecto y para poder verlo tenemos que aprender a identificarnos con Él, pensando como Él.

La crucifixión fue la perfecta enseñanza. Ni el sufrimiento, ni el dolor, ni la muerte, son obra de Dios y, por lo tanto, son ilusorios, la única realidad es la Realidad del Amor perfecto, y Jesús nos demostró que si dejamos atrás todas las ilusiones renacerá nuestro verdadero Ser, como Él renació nos toca a cada uno de nosotros hacer lo mismo, es decir, pasar por alto lo que no es real para poder renacer como Un Solo Ser.

Tenemos que ser conscientes de Quién Somos para poder ver que nos estamos crucificando a nosotros mismos, estamos haciendo real lo que no lo es al darle valor, porque, cuando nos identificamos con Quien realmente Somos, dejamos de dar valor a las ilusiones, permitiendo a nuestro Ser “resucitar de entre los muertos” (de entre las ilusiones).

Aquellos que no saben Quién Son son los únicos que pueden percibir ilusiones. Si eres consciente de que solo hay UNO, y piensas como UNO (incluyéndolo todo como parte de ti) estás viendo con la visión de Cristo, ves la Verdad, y la Verdad de Dios es Amor, nunca miedo. Y harás como hizo Jesucristo en la cruz, no tendrás en cuenta lo que te hagan o digan los que no saben Quién son, sino que los ayudarás dándoles tu Amor y tu confianza en lo que en verdad SON. Éste es el verdadero perdón, el que reconoce que no hay nada que perdonar porque lo que creías era verdad no lo era.

Lo que determina tu mundo es la elección que haces con respecto a lo que eres, es por eso muy importante tu decisión de ver las cosas de otra manera y esa otra manera es con el Amor perfecto, el Amor que lo incluye todo porque esta decisión es la que te ayudará a recordar soltar tus pensamientos pasados y, al soltarlos, podrás ver .

Podemos vaciar nuestra mente de todo ese pasado ilusorio y mirar con confianza el ahora, porque es en el ahora donde se encuentra Dios, el Amor perfecto, no en el ayer o en el mañana, sino ahora. Si no pensamos en el pasado nuestra mente puede llenarse de Amor. Él puede comunicarse fácilmente con nosotros porque no habrán “obstáculos de por medio”. Es, pues,  esta lección “Estoy decidido a ver las cosas de otra manera” nuestra declaración de que queremos identificarnos con Quien sí Somos, queremos dejar de creernos insignificantes y débiles, porque queremos recordar nuestra grandeza.


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