Apoyo a la lección 37

 Lección 37: Mi santidad bendice al mundo.

Bendecir es orar en silencio, es reconocer lo que ya ERES. No pides que el mundo se santifique sino que afirmas su santidad porque reconoces tu santidad. La lección de hoy te muestra cómo es tu verdadera visión, tu verdadera visión mira el mundo desde el corazón y la mente unidos, y no desde la mente-ego. Es decir, elevas tu pensamiento al Amor que en verdad Eres. Cuando te conectas con tu corazón te unes a todo lo que ves porque sabes que todo es tu reflejo, todo surge de tu mente, no hay nada que no seas tú. Todo es igual de santo.

Dios y tú son Uno, por lo tanto, en tu reflejo está la Presencia de Dios porque está en ti, al reconocerte en tu reflejo reconoces la Presencia de Dios en ti. En vez de tratar mal a tu reflejo, diciéndole lo que no es, lo bendices en silencio, lo reconoces como parte de tu Ser, le recuerdas a tu reflejo su origen divino y, al hacerlo, te lo estás recordando a ti mismo.

Los ojos del cuerpo separan, juzgan, "¿Cómo vas a ser eso?", se dicen, porque escuchan a la mente ego. La mente ego se considera "especial", distinta. Pero la mente ego se equivoca. La mente ego necesita ver todo distinto y es por eso que niega su reflejo, le dice ser lo que no es, pero al hacerlo aprende a ser lo que no es.

Escuchar al corazón es escuchar al Amor, al Espíritu Santo/Jesús, es escuchar a la Verdad en ti. Observa el mundo como parte de ti, como parte de tu santidad, y lo estarás bendiciendo. Todo es Amor porque eso es lo que Eres. La mente ego se ha encargado de proyectar imágenes ilusorias y decir que son lo que no son, para convencerse a sí misma de que la separación es real, pero tu corazón sabe que esas imágenes no te muestran la Verdad porque, si fuera así, serían imágenes plenas, perfectas, felices y en paz.  Mostrarían cómo es tu verdadero Ser. Y eso es lo que te propones ahora, no das valor al engaño sino ves el mundo tal como en verdad ES, por ser parte de ti. 

Te propones no dar valor a lo que no es verdad porque, si lo haces, afirmarías que no eres perfecto, no eres Amor, y sabes que eso no es cierto. Más reconoces tu santidad en el mundo, y más recuerdas tu santidad. Es por eso que tu único propósito aquí es ver el mundo a través de tu santidad.

Todo es santo porque todo eres tú, pero necesitas entrenar tu mente a pensar desde tu santidad, desde el Ser que en verdad Eres, para recordar que la separación es una ilusión. Si no entrenas tu mente, el ego te engañará a la primera ocasión y creerás que lo que ves no eres tú.  El curso te enseña muchas maneras de no olvidar Quién en verdad Eres, así, esta lección es una de ellas. 

Empiezas mirando cada cosa y cada ser cercanos a ti, son parte de ti, por lo que, si tú eres santo eso que estás viendo también lo es, aparente ser lo que aparente ser. Las imágenes de tu mundo están reflejando el engaño (muerte, dolor, sufrimiento, odio, etc.), pero lo que quieres es ver esas imágenes reflejando la Verdad, y no puedes verlo si das valor al engaño. Bendecir es pasar por alto el engaño. Bendices la Verdad en cada ser y en cada cosa, bendices a Dios, bendices al Amor, bendices a Cristo, porque Él está ahí y tú Lo reconoces bendiciéndolo.

Cuando dices "Mi santidad bendice al mundo" o "mi santidad te bendice" estás recordándote que Eres el Hijo de Dios,  que Eres parte de Dios, del Amor, de Cristo, y que todo lo que ves está en tu mente. Bendices la Verdad que está en tu mente, lo que significa que está también en todo lo que ves. Es la Verdad lo que ves, son tus pensamientos elevados a los que das valor, cada imagen es santa porque la ves desde ese lugar que está por encima del campo de batalla -desde tu corazón y mente unidos.

Tú fabricaste el mundo desde el miedo y ahora eliges verlo desde el Amor, eliges ver el reflejo de la Verdad de Quien Eres. No das valor a lo que no es Verdad, todo eso se lo vas a entregar al Amor para que Él lo transforme, para que corrija tus pensamientos errados, tu función es observar el mundo como en verdad ES, tan santo como tú y al verlo en la Verdad,  lo bendices. 

Cada vez que dices “mi santidad te bendice” recuerdas un poco más Quién Eres, tu visión de la Verdad se hace más clara y las apariencias dejan de tener valor porque lo que ves es lo que realmente Eres porque lo estás viendo con el Amor.

Cada vez que bendices estás diciéndote a ti mismo que el “otro” eres tú, te estás uniendo a lo que percibes, y el mundo se va transformando y tú con él, haciendo que tu visión de la Verdad se haga más clara. 

En vez de ver a alguien sufriendo lo ves feliz y en paz, es así como lo bendices, al reconocer la Verdad en vez de las ilusiones, esa bendición no necesita de palabras, has llevado las ilusiones ante la Verdad. Lo has reconocido como lo que ES.

Tu único Propósito aquí es ver el mundo a través de tu santidad, verlo como en verdad ES y, al hacerlo, te bendices a ti mismo.

Cuando te identificas con Quien en verdad Eres bendices al mundo, lo salvas, porque te salvas a ti mismo de creer ser lo que no eres.

“Tu santidad es la salvación del mundo. Te permite enseñarle al mundo que es uno contigo, sin predicarle ni decirle nada, sino simplemente mediante tu sereno reconocimiento de que en tu santidad todas las cosas son bendecidas junto contigo.”

Las palabras no son necesarias porque todo Eres tú, lo que sí es necesario es que te identifiques con Quien sí Eres, con tu santidad, porque no hacerlo es ver el mundo desde la separación, entonces, el mundo sigue aprendiendo a ser lo que no es, al igual que tú.

Eres Paz, Eres Dicha, Eres perfección, Eres Plenitud, Eres Amor y miras al mundo de esa misma manera. Bendices al mundo cuando te reconoces en él, reconoces en todo lo que ves la Paz, la Dicha, la Perfección, la Plenitud, el Amor, más allá de las apariencias. No lo olvides: Lo bendices cada vez que no das valor al engaño, lo bendices cuando reconoces tu santidad.

Tu fe está en lo que en verdad Eres,  has elevado tus pensamientos y, al hacerlo, sueltas tus viejas creencias. Todo es perfecto, todo es santo, porque es parte de tu Ser. Tu visión es la visión de Cristo, la visión de Aquel que se reconoce en Todo, ya no te dejas engañar por lo que tu mente-ego te muestra, te mantienes firme en lo que en verdad Eres. Sabes que si no das valor a lo que no es verdad y das únicamente valor a la Verdad, te enseñas a ser un Hijo de Dios y a recordar tu Ser, por lo que bendecir al mundo es tu prioridad, o lo que es lo mismo: tu prioridad es ver el mundo como en verdad ES.

"Cuando hayas contemplado lo que parecía infundir terror y lo hayas visto transformarse en paisajes de paz y hermosura; cuando hayas presenciado escenas de violencia y de muerte y las hayas visto convertirse en serenos panoramas de jardines bajo cielos despejados, con aguas diáfanas, portadoras de vida, que corren felizmente por ellos en arroyuelos danzantes que nunca se secan, ¿Qué necesidad habrá de persuadirte para que aceptes el don de la visión?  Y una vez que la visión se haya alcanzado, ¿Quién podría rehusar lo que necesariamente ha de venir después? Piensa sólo en esto por un instante: puedes contemplar la santidad que Dios le dio a Su Hijo.  Y nunca jamás tendrás que pensar que hay algo más que puedas ver." Un Curso de Milagros

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