Lección 31: No soy víctima del mundo que veo.
Esta lección es la conclusión a la que todo alumno ha de llegar cuando comprende que no es lo que aparenta ser. Estás empezando a no dar valor a las apariencias, a tus proyecciones falsas que te dicen que eres lo que no eres. Empiezas a aceptar que estabas equivocado y a elegir pensar con el Amor, lo que significa que empiezas a comprender que en verdad este mundo está en tu mente, al igual que la totalidad del universo, porque tú eres el soñador del sueño y no eres un personaje más del sueño. Sólo hay UNA mente. Esto significa que todo lo que sucede en el sueño, todo, es porque tú lo has elegido así, no eres una víctima, no eres el efecto de lo que el mundo hace sino que tú eres la causa y el efecto de todo lo que percibes; el que piensa y luego proyecta en imágenes lo que siente que es verdad.
“Puedes hablar desde el Espíritu o desde el ego, según elijas. Si hablas desde el Espíritu es que has decidido acatar las palabras “Aquiétate y reconoce que Yo Soy Dios”. Éstas son palabras inspiradas porque reflejan Conocimiento.”
Cuando hablas desde el Espíritu, desde el Amor, desde tu conciencia más elevada, declaras con convicción haber estado equivocado, no eres víctima del mundo que ves porque entiendes que tú eres el soñador del sueño, que no hay más que UNA mente.
"La percepción es una función del cuerpo y, por lo tanto, supone una limitación de la conciencia. La percepción ve a través de los ojos del cuerpo y oye a través de sus oídos. Produce las limitadas reacciones que éste tiene. El cuerpo aparenta ser, en gran medida, auto-motivado e independiente, más en realidad sólo responde a las intenciones de la mente. Si la mente lo utiliza para atacar, sea de la forma que sea, el cuerpo se convierte en la víctima de la enfermedad, la vejez y la decrepitud. Si la mente, en cambio, acepta el propósito del Espíritu Santo, el cuerpo se convierte en un medio eficaz de comunicación con otros—invulnerable mientras se le necesite—que luego sencillamente se le descarta cuando deja de ser necesario. De por sí, el cuerpo es neutro, como lo es todo en el mundo de la percepción. Utilizarlo para los objetivos del ego o para los del Espíritu Santo depende enteramente de lo que la mente elija."
Cuando crees que lo que percibes en el mundo no eres tú, estás utilizando tu mente para atacar porque estás negando lo que en verdad Eres y al negarlo, te estás enseñando lo que no eres, te enseñas a creer que eres una víctima del mundo que ves porque proyectas en el mundo todo lo que temes ser, haciendo que el mundo, que es tu propia mente, sea el que padece todo aquello que no quieres ver en ti. Pero cuando percibes "afuera" todo lo que rechazas, irremediablemente lo temes y lo atacas, creyendo que estás siendo amenazado. Pero sólo hay UNO, y cada vez que proyectas tus pensamientos errados te estás lastimando a ti mismo, es por eso que ves los cuerpos imperfectos, vulnerables y mortales, porque es el resultado de tu manera de pensar, es tu propia mente la que recibe cada ataque y ésta los re-dirige a lo que cree ser, un cuerpo, convenciéndote así que sí eres una víctima del mundo. Solo te engañas a ti mismo.
La única manera de salir de este ensueño es aceptar tu error, aceptas que no es cierto que estés separado del Amor, no es cierto que el mundo que ves está fuera de ti, y desde ahí, te alineas con lo que en verdad Eres para ir deshaciendo, una por una, cada una de las ilusiones de tu mente, viéndolas como en verdad Son, en vez de creer en lo que aparentan ser.
Ahora, en vez de lamentarte por ver lo que no quieres ver, miras el mundo elevando tu conciencia, con la visión del Amor que en verdad Eres. Eliges ver la Verdad, eliges ver toda situación como realmente ES, no dando valor a las apariencias sino a lo que el Amor te muestra en su lugar.
¿Quieres ver un mundo en conflicto, un mundo donde tú eres la víctima? ¿o eliges ver un mundo en paz, un mundo donde no hay víctimas sino alegría y amor? Porque cuando das valor a lo que percibes con el cuerpo, al dolor, al sufrimiento, a la vulnerabilidad, a la imperfección, a la enfermedad, a la ira, etc., estás enseñándote a ti mismo que eso es lo que tú quieres ver en los demás y, por lo tanto, en ti.
Un Hijo de Dios, un Ser que se sabe que ES invulnerable y eterno, no se considera una víctima del mundo que ve porque se reconoce en todo lo que ve, lo que significa que no da valor a lo que percibe con el cuerpo sino únicamente a lo que ve con su corazón, con la visión de Cristo, la visión del Amor. En lugar de dolor ve paz, en lugar de sufrimiento ve felicidad, en lugar de vulnerabilidad ve invulnerabilidad, en lugar de imperfección ve perfección, en lugar de enfermedad ve salud, en lugar de ira ve dicha. Un Hijo de Dios elige ver el sueño del Amor en vez del sueño del miedo. Un Hijo de Dios elige de nuevo, cuando lo que ve perturba su paz, cambia su manera de pensar, y la vida se convierte en un milagro pues gracias a su fe en lo que en verdad ES el mundo se transforma.
El Espíritu Santo/Jesús, la Presencia del Amor en ti, te dice que la afirmación "No soy una víctima del mundo que veo" te va a ayudar en momentos difíciles, en momentos en los que sientes perder tu paz mental. Sólo tienes que recordar que no eres una víctima del mundo que ves para que se eleve tu conciencia a un estado donde el Amor ES, todo lo que ves Eres tú, y desde ahí puedes contemplar el mundo con el Amor, desde el perdón (ves el mundo desde la Verdad, sin dar valor a tus pensamientos errados). Sólo así dejarás de creerte separado de lo que percibes y recordarás a Dios porque te estarás dando lo único que te está pidiendo tu Ser, Amor.
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