Apoyo a la lección 36

Lección 36: Mi santidad envuelve todo lo que veo

El mundo es el reflejo de tus pensamientos. Cuando piensas identificándote con el Hijo de Dios, con tu santidad, con el Ser que en verdad Eres, te reconoces en todo, reconoces tu grandeza, reconoces en tu reflejo lo que tú Eres y todo Es. No permites que pensamientos de pequeñez se adentren en tu mente, esos pensamientos acerca de lo que no eres son la causa de que veas un mundo que no es real, un mundo de guerras, enfermedades y muerte. En cambio tus pensamientos acerca de lo que sí Eres te muestran un mundo en paz.

No hay nada que veas que no sea santo, tu santidad envuelve todo lo que ves porque todo lo que ves está en tu mente, cuando eres consciente de que la separación es una ilusión eres consciente de que todo lo que ves es parte de ti, tú eres santo por ser un Hijo de Dios y tu mundo, el mundo que estás soñando, también es santo porque tú eres el soñador, son tus pensamientos los que conforman tu realidad, y esa realidad de dolor, miedo, y muerte va a ser transformada porque tu sistema de pensamiento está cambiando, estás dejando de creer ser quien no eres y estás empezando a identificarte con Quien sí Eres.

Cuando empiezas a pensar como un Hijo de Dios todo lo ves como parte de ti, reconoces que tu santidad envuelve todo lo que ves, que todo es bendito porque todo es tu Ser. Empiezas a bendecir al mundo, empiezas a dar gracias a cada parte de ti y, si lo que ves no está alineado con esta Verdad, no le das valor porque sabes que eso que estás viendo es una ilusión de tu mente-ego, una ilusión que quiere arrastrarte de nuevo a la creencia en la separación.  Dios es Amor, por lo que tú Eres Amor. Todo lo que no es Amor no es verdad, todo lo que no es perfección, alegría, paz, no es verdad. No olvidas que tu santidad envuelve todo lo que ves, reforzando así tu confianza en lo que en verdad Eres. 

Ten por seguro que verás el sueño que decidas ver, o el del ego o el del Espíritu Santo/Jesús, el sueño del Amor. Tú sólo entrégale a Él todo aquello que no esté alineado con la Verdad de lo que todo ES, porque simplemente estás viendo tus pensamientos errados y lo que tu sabes que hay ahí es bendito, porque es parte de ti. No fijas tu mirada en lo que no es verdad sino que miras más allá, a tu santidad, que envuelve todo lo que ves.

Cuando cambias tus pensamientos de separación (pensamientos de ataque que dicen que eres distinto a lo percibido) por pensamientos de paz (todo es tu Ser, y tu Ser siempre está unido a Dios)  tu mirada no se fijará en primer lugar en las ilusiones sino que pasará por encima de ellas y se fijará en tu santidad, porque eso es lo que Eres. 

Te unes a todo lo percibido. 

Lo que veas te dirá qué estás pensando y si lo que ves altera tu paz mental  ahora sabes que puedes elegir cambiar tus pensamientos para que la paz retorne.

El Hijo de Dios te llama a que lo reconozcas en todo lo que ves, a que no des valor a sus "vestimentas" (lo que aparenta ser) sino a lo que en verdad ES, porque sólo así te reconocerás como lo que Eres. 

"El reconocimiento de que la parte es igual al todo y de que el todo está en cada parte es perfectamente natural, pues así es como Dios piensa, y lo que es natural para Él es natural para ti." Ucdm

"Puedes ser el reflejo del Cielo aquí. Pero el espejo que desee reflejar a Dios no puede albergar imágenes de otros dioses que lo empañen.  La tierra puede reflejar el Cielo o el infierno; a Dios o al ego.  Lo único que necesitas hacer es mantener el espejo limpio y libre de toda imagen tenebrosa que hayas superpuesto sobre él. Dios brillará en él por Su cuenta. Sólo el claro reflejo de Dios puede ser percibido en dicho espejo" Ucdm

"Si pudieras darte cuenta, aunque sólo fuese por un instante, del poder curativo que el reflejo de Dios que brilla en ti puede brindar a todo el mundo, apenas podrías esperar a limpiar el espejo de tu mente a fin de que pudiese recibir la imagen de santidad que sana al mundo. La imagen de santidad que refulge en tu mente no se encuentra oculta ni jamás podrá cambiar.  Su significado le resulta evidente a todo aquel que la contempla, pues todos la perciben de la misma manera.  Todos llevan sus diferentes problemas ante su luz sanadora y allí todos quedan resueltos." Ucdm



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