LA MENTE DE CRISTO
Capítulo 4
El Reino de Dios está en vosotros. La Mente Crística como herencia divina del alma.
"Porque aquí el Reino de Dios está entre vosotros" Lucas 5:21
Durante siglos, la humanidad ha buscado el Reino de Dios como si se tratara de un lugar geográfico o un destino futuro. Algunos lo imaginaron como un paraíso después de la muerte, otros como una recompensa reservada para unos pocos elegidos, pero Jesús, en su infinita claridad, nos entregó una verdad que ha sido olvidada por el mundo y velada por las interpretaciones humanas: "El Reino de Dios no está allá, ni más adelante, está aquí y ahora, y está en ti. No se encuentra con mapas, ni con méritos, ni con milagros externos, se revela cuando la mente humana cesa su resistencia y permite que emerja la mente Crística, la conciencia divina que ya habita en lo más profundo del alma. Este Reino no tiene calles, ni edificios, ni fronteras, es un estado de conciencia, es un campo vibratorio donde solo existe la Unidad, el Amor perfecto, la Paz inquebrantable y el conocimiento directo de Dios como TODO. Es lo que sucede cuando el alma recuerda Quién Es y deja de identificarse con el ego, con la culpa, con la separación.
La mente de Cristo no es un ideal lejano, ni una meta imposible, es tu herencia natural. No se hereda por sangre ni por linaje externo, se activa al reconocerse y ese reconocimiento no es un acto intelectual es una rendición interior a la Verdad que ya vive en ti. El Reino de Dios está en vosotros, no está por construirse, está por descubrirse, y para descubrirlo, es necesario dejar de buscar afuera lo que solo puede encontrarse adentro. Mientras el alma siga persiguiendo salvación en lo externo, en lo material, en la aprobación, en el logro, o incluso en la religión vacía, seguirá caminando en círculos, como quien busca el sol con una linterna encendida, en pleno mediodía. El Reino no está oculto, solo está ignorado, y se hace visible cuando la mente se silencia y el Espíritu habla.
¿Cómo se manifiesta este Reino? No con fuegos artificiales ni con grandes revelaciones espectaculares. Se manifiesta cuando eliges la paz en lugar del conflicto, cuando perdonas sin necesidad de comprender, cuando sientes gratitud sin razón aparente, cuando amas sin condiciones ni temor. Es entonces cuando la mente Crística empieza a brillar, no como una idea, sino como una Inteligencia viva que te guía, te sostiene, te revela. Ya no vives desde el esfuerzo humano, sino desde la gracia interior, ya no necesitas controlar, porque confías. Ya no necesitas juzgar, porque comprendes. Ya no necesitas acumular, porque sabes que nada te falta. El alma que ha reconocido el Reino en su interior ya no depende de las circunstancias, se convierte en testigo de lo eterno dentro del tiempo y todo lo que antes parecía sólido, urgente, crucial, pierde su poder de perturbación. No porque la vida se vuelva perfecta, sino porque tú te has anclado en el único lugar que jamás puede ser removido, la Presencia de Dios en ti. Este reino es tu hogar, y tu mente, cuando se rinde al Cristo, se convierte en el trono desde el cual el Espíritu gobierna tu existencia. Ya no piensas por hábito, piensas por inspiración. Ya no decides desde el temor, decides desde la Verdad. Ya no vives para sobrevivir, vives para expresar el cielo en la tierra. Y entonces comprendes que la promesa de Jesús no era metafórica, ni simbólica, ni poética, era literal: "El reino de Dios está en vosotros".
Haz silencio, cierra los ojos y no busques más, solo di en lo profundo:
"Aquí estoy, no soy un cuerpo, no soy un nombre, soy el Templo del Espíritu y el Reino vive en mí"
Y permanece en esa certeza, sin urgencia, sin ansiedad, sin necesidad de ver resultados, porque cuando la mente reposa en la Verdad, el Reino empieza a florecer y la mente Crística se vuelve tu única Guía, tu única Ley, tu única Realidad.
"La Mente de Cristo. Cómo pensar con el Espíritu y no con el mundo". Por Emmet Fox.
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