LA MENTE DE CRISTO 

Capítulo 2 

No os conforméis a este mundo. Cómo discernir entre la mente carnal y la mente espiritual. 

"No os conforméis a este mundo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena Voluntad de Dios, agradable y perfecta" Romanos 12:2 *

En este versículo el apóstol Pablo nos entrega una de las claves más profundas de la vida espiritual. La transformación auténtica no proviene de los rituales externos, sino del cambio radical de la mente. No dice "reforma tu comportamiento", no dice "ajusta tu moralidad", dice: "no te conformes al mundo" ¿Qué significa esto? Que hay una manera de pensar que es del mundo, la mente carnal, y otra manera de pensar que viene del Espíritu, la mente espiritual, y para vivir con la mente de Cristo hay que saber distinguirlas. 

La mente carnal no es el cuerpo, ni el placer, es la conciencia basada en la separación. Es la mente que ve escasez donde hay abundancia, que ve culpa donde hay inocencia, que ve amenaza donde hay oportunidad. Es la mente que razona desde el miedo, que calcula desde la desconfianza, que proyecta el futuro como peligro, y revive el pasado como herida. Es la mente del mundo, la que ve con los ojos pero no comprende con el corazón. La que juzga sin conocer, reacciona sin pensar, y decide sin escuchar al Espíritu, y esa mente es ruidosa, se mueve rápido, se distrae fácil, se irrita, se compara, compite, se siente insuficiente. Esa mente no es tu enemiga pero no puede conducirte al Reino, porque el Reino solo puede ser percibido desde la quietud, desde la fe, desde la Unidad. Y ésa es la mente espiritual. 

La mente espiritual no niega al mundo, pero no se somete a él. No es ingenua, pero tampoco es temerosa, sabe que todo lo visible está sujeto a la Ley del Espíritu y por eso vive con una paz que no depende de lo externo. 

Discernir entre ambas no requiere conocimiento intelectual, sino presencia interior. Observa tus pensamientos, ¿nacen desde la urgencia, la necesidad, la angustia? o ¿brotan desde la confianza, la claridad, la guía serena? Una mente espiritual puede mirar el mismo hecho que una mente carnal, pero interpretarlo desde otro plano. Ahí donde uno ve crisis, el otro ve transformación, ahí donde uno ve amenaza, el otro ve oportunidad para redención, ahí donde uno se siente víctima, el otro se siente llamado a despertar. 

Esto no es autoayuda, esto es metafísica pura, porque tus pensamientos no son inocentes, llevan carga, llevan vibración y crean formas, y el mundo que habitas está formado por la acumulación de tu manera de pensar. No puedes vivir con la mente de Cristo si aún dependes del sistema del mundo para sentirte seguro, no puedes experimentar el poder espiritual si tu fe se tambalea al primer viento contrario, no puedes comprobar la buena voluntad de Dios mientras sigas pensando desde la mente que lo teme. Pero no temas, porque cambiar de mente es posible, y comienza hoy.

Cada vez que un pensamiento de miedo aparezca, no lo aceptes sin cuestionar. Obsérvalo y pregúntate: ¿este pensamiento viene de la separación o de la Unidad? ¿me hace sentir limitado o me recuerda mi naturaleza divina? ¿me conecta con Dios o me aparta de Él? Esa pregunta simple es una linterna en la noche de la mente, y cuando elijas un pensamiento nuevo, cuando declares "esto no tiene poder sobre mí, porque yo pienso desde el espíritu y no desde el mundo" algo sagrado ocurre, no afuera, sino dentro de ti. La mente carnal comienza a disolverse, como humo que se dispersa ante la luz. 

No necesitas ser perfecto, solo necesitas estar dispuesto. Cada vez que eliges el perdón en vez del juicio, la gratitud en vez de la queja, la fe en vez del temor, estás entrenando tu alma a vivir desde la mente de Cristo y esa mente no falla, no se agota, no se contradice, porque está en armonía con el Principio y donde hay Principio, hay paz. 

"No os conforméis a este mundo" no significa aislarse ni rechazar la vida material, significa vivir en el mundo sin ser esclavo de su forma de pensar, significa trabajar, amar, crear, decidir, pero desde la mente que ve más allá. Desde la mente que no duda de su Fuente, desde la mente que ya no necesita defenderse porque sabe que está unida a la Totalidad. Esa mente es el Cristo en ti, no se alcanza por mérito sino por rendición y esa rendición comienza con un acto silencioso y sencillo: 

"Espíritu Santo guía mis pensamientos no quiero pensar como el mundo, quiero pensar contigo porque solo en ti está la Verdad y yo elijo vivir en la Verdad"

Y cuando ese pensamiento sea más frecuente que el miedo, más fuerte que la memoria del dolor, más real que cualquier apariencia, habrás entrado en la transformación, y entonces, comprobarás, con tu propia vida, que la Voluntad de Dios no es sufrimiento, ni castigo, ni pérdida, sino paz profunda, gozo sin causa, y libertad verdadera. 

* "No imiten las conductas ni las costumbres de este mundo, más bien dejen que Dios los transforme en personas nuevas al cambiarles la manera de pensar. Entonces aprenderán a conocer la Voluntad de Dios para ustedes, la cual es buena, agradable y perfecta". Romanos 12:2 NTV



 "La Mente de Cristo. Cómo pensar con el Espíritu y no con el mundo". Por Emmet Fox. 

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