LA MENTE DE CRISTO
Capítulo 15
Cristo en vosotros, la esperanza de Gloria. Vivir desde el Espíritu como única Realidad.
"A quienes Dios quiso dar a conocer las riquezas de la Gloria de este misterio entre los gentiles, que es Cristo en vosotros, la esperanza de Gloria" Colosenses 1:27
En estas palabras el apóstol Pablo no ofrece una promesa futura, ni una idea poética. Habla de un misterio revelado, de una Verdad eterna que ya no está velada sino que puede ser vivida por todo aquel que desee salir del pensamiento humano y entrar en la Conciencia Divina. Ese misterio no está en los Cielos ni oculto en libros secretos, está dentro de ti. Cristo en ti. No como figura externa a la cual admirar, sino como la Presencia viva, activa, creadora y eterna, del Espíritu mismo en tu interior.
Cristo no es el apellido de Jesús, Cristo es la Naturaleza Espiritual Perfecta, Indivisible, de Dios. El Principio encarnado. El Logos eterno que vive en cada ser, como semilla dormida, esperando el despertar de la conciencia. Cuando Pablo habla de "Cristo en vosotros la esperanza de Gloria" está diciendo que la única Gloria verdadera, o la Plenitud, la Luz, la Paz, la Libertad, la expansión ilimitada, no proviene de nada externo sino del reconocimiento interior de esa Presencia Crística en ti.
Vivir desde el Espíritu no es una aspiración idealista, sino la forma natural del alma liberada. Mientras sigas pensando como un ser separado de Dios, limitado por el cuerpo, sujeto al azar, gobernado por el tiempo y las condiciones, vivirás en conflicto. Pero en el momento en que permitas que el Cristo en ti piense, decida, sienta, actúe, todo tu mundo comienza a responder a esa Realidad Superior, porque ya no vives tú en el sentido humano, sino que es el Espíritu el que vive en ti, contigo y como tú.
La mente humana teme perder su identidad cuando se habla de Unidad con el Cristo, cree que se le pide desaparecer, anularse, renunciar a su individualidad. Pero no es así. No se trata de perder el "yo" sino de elevarlo su expresión más alta. La personalidad no es eliminada, es purificada, inspirada, potenciada. Tu verdadero Ser no desaparece al unirse con Cristo, se revela.
Jesús dijo "Yo soy la vid, vosotros los pámpanos" no dijo que tú eras una vid separada, sino una rama que vive, respira y fructifica solo en la medida en que está unida a la Fuente, y esa Unión no es un lazo emocional, ni una creencia ciega, es una comunión real de conciencia, una fusión vibratoria, una identificación total con el Espíritu como única Realidad. Desde esta perspectiva ya no se vive para mejorar la vida, sino para expresar lo que ya es perfecto. Ya no se ora para obtener, sino para recordar. Ya no se lucha para alcanzar, sino que se permite que el bien se manifieste a través del canal despejado de la conciencia rendida.
Cuando el alma se alinea con esta Verdad cesa la ansiedad, porque comprende que ya no necesita atraer nada, pues todo lo que necesita ya está en ella en estado potencial, esperando solamente el permiso de una mente que dice "hágase tu Voluntad en mí". La esperanza de Gloria no está en el futuro, no está en el mundo, no está en la suerte, está en el Cristo en ti. En esa parte de ti que nunca ha sido herida, ni contaminada, ni limitada. Esa chispa eterna que ha permanecido intacta aún cuando lo humano ha tropezado. Esa inteligencia Sagrada que te conoce más profundamente que tú mismo y que sabe el camino de regreso a la Luz.
Vivir desde el Espíritu es, entonces, vivir desde esa Identidad, no desde lo aprendido, no desde la herida, no desde la reacción, sino desde la Fuente. Esto no significa que no te conmuevas, que no sientas, que no atravieses desafíos, significa que ya no te defines por ellos, significa que ya no te identificas con la forma pasajera, sino con el contenido eterno. Y desde ahí puedes estar en el mundo, pero no ser del mundo. Puedes tener un cuerpo, pero saber que no eres el cuerpo, puedes vivir entre nombres, números, roles y calendarios, pero tu conciencia permanece unida a lo inmutable.
Así vivía Jesús, no porque fuera excepción, sino porque era el primero en recordar y demostrar lo que todos Somos. Por eso dijo: "El que me ha visto a mí ha visto al Padre" Y también dijo: "Vosotros haréis obras mayores que éstas", porque la Presencia del Cristo no era exclusiva suya, sino universal. ¿Y quién se entrega a ella? Quien La reconoce en lo secreto del alma se convierte en canal de Gloria, en templo viviente, en revelación del Cielo en la tierra.
Por eso, hoy más que nunca, la humanidad necesita hombres y mujeres que ya no vivan desde el miedo. desde la ambición vacía, desde la lucha constante, sino desde la Presencia, desde la Conciencia Crística, desde la Verdad simple y eterna de que Dios Mora en el alma y que esa alma, cuando despierta, se vuelve instrumento perfecto de manifestación Divina.
Haz de esta verdad tu práctica, tu oración, tu aliento. Levántate cada día con el pensamiento: "Cristo en mí es la esperanza de Gloria" Y no como afirmación mágica sino como recordatorio vivo de Quién Eres. Permite que esta Conciencia guíe tu forma de ver, de hablar, de decidir, de vivir.
No hay mayor sanación, ni mayor Propósito, ni mayor milagro, que encarnar plenamente al Cristo que ya habita en ti, y así, sin que lo busques, tu sola presencia se vuelve luz para otros, porque ya no hablas por ti, sino desde la Fuente. Ya no vives para ti, sino como manifestación del Espíritu, y eso, eso, amada alma, es la verdadera Gloria y es la esperanza del mundo.
"La Mente de Cristo. Cómo pensar con el Espíritu y no con el mundo". Por Emmet Fox.
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