LA MENTE DE CRISTO  

Capítulo 13 

La mente renovada y el cuerpo sano. Cómo pensar con Dios transforma la materia. 

"No os conforméis a este mundo sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento para que comprobéis cuál es la Voluntad de Dios, buena, agradable y perfecta" Romanos 12:2 

Existe una verdad que cuando es plenamente comprendida y vivida, disuelve siglos de miedo, años de enfermedad y vidas enteras de sufrimiento innecesario. Esa verdad es esta: El cuerpo no tiene voluntad propia, el cuerpo es un espejo de la mente, no es causa, es efecto. No es el origen del dolor, sino su reflejo, por tanto, cuando la mente se renueva, el cuerpo responde. Cuando la conciencia se alinea con Dios, la materia se transforma

Durante demasiado tiempo se ha creído que el cuerpo es una prisión, una carga o una fuente de conflicto inevitable. Se le ha temido, se le ha castigado, se le ha adorado. Se ha intentado sanarlo por fuera, sin corregir lo que ocurre dentro, pero la enseñanza del Cristo no es una enseñanza materialista, ni siquiera humanista, es una enseñanza espiritual que revela que la forma sigue a la mente y que toda curación verdadera comienza en el pensamiento. Jesús lo sabía, por eso, antes de sanar a alguien físicamente, casi siempre comenzaba por cambiar la conciencia de esa persona. No le decía "tus músculos están sanos", sino "tus pecados te son perdonados". En otras palabras, tu mente ha sido purificada, tu conciencia ha sido restaurada, por tanto, tu cuerpo puede ahora reflejar esa limpieza y así al alinearse con la Ley Espiritual,  la materia volvía al orden. 

La palabra pecado, cuando se la comprende desde su raíz original, significa errar el blanco, fallar en la percepción de la Verdad. No se trata de una condena moral, sino de una distorsión en la conciencia. Cuando el alma olvida Quien Es, cuando piensa desde la separación, cuando vive desde la culpa, el temor y el juicio, su cuerpo, obediente a esa conciencia, manifiesta desequilibrio, tensión, enfermedad. Pero cuando la mente se renueva, cuando recuerda su Origen Divino, cuando su pensamiento se alinea con el Amor y no con el miedo, entonces, el cuerpo ya no necesita gritar lo que el alma ha sanado. El dolor ya no tiene función y puede partir. Renovar la mente no significa simplemente cambiar ideas superficiales, significa elevar la totalidad de la conciencia a una nueva vibración, dejar de pensar desde la carencia y empezar a pensar desde la Plenitud. Dejar de pensar desde la amenaza y empezar a pensar desde la certeza. Dejar de identificarse con la forma y comenzar a reconocerse como Espíritu. Ese cambio no es solo mental, es energético, es vibracional. 

Cuando la mente se alinea con Dios su frecuencia cambia. Y como el cuerpo responde a esa frecuencia también cambia. Las células renuevan su función, el sistema nervioso recupera la calma, el sistema inmune se fortalece, los órganos encuentran equilibrio, el cuerpo, como instrumento del alma armoniza su música con la melodía del Espíritu.

Jesús no necesitaba tocar a alguien para sanarlo, bastaba con una palabra, un pensamiento, una mirada, porque su mente era Pura. Era Una con el Principio y la materia reconocía esa autoridad, sin resistencia. La mente que está en Cristo no tiene que forzar la sanación, la permite porque sabe que la Voluntad de Dios es salud, vida, renovación. Y cuando se piensa desde esa certeza, lo falso comienza a disolverse. 

Toda enfermedad es una acumulación de error en la conciencia, sostenida en el tiempo. No es castigo, no es maldad, no es debilidad. Es una manifestación temporal de un pensamiento equivocado y, por tanto, puede ser deshecha cuando el pensamiento se corrige. No con lucha sino con Verdad, no con miedo, sino con Luz, no con desesperación, sino con alineación. 

¿Quieres sanar tu cuerpo? Empieza por tu mente, no con negación sino con reconocimiento. Declara con humildad y poder:

"He pensado desde el temor, he creído en la separación, he alimentado la culpa, la ansiedad, la autodefensa, pero hoy elijo otra manera, hoy elijo pensar como Dios piensa, hoy permito que la mente en mí sea renovada, y en esa renovación, mi cuerpo se convierte en templo vivo del Espíritu" Y permanece allí. No busques resultados inmediatos, busca alineación. Y los resultados serán consecuencia, no meta. Porque, cuando piensas con Dios, el cuerpo ya no necesita llamar tu atención con síntomas, porque ahora está al servicio de la Luz. 

Una mente renovada vive en paz, y la paz es el mayor sanador. La paz disuelve la inflamación del alma, repara las fibras internas del Ser y permite que lo que parecía roto se vuelva fuerte y nuevo. No temas al dolor, escúchalo y luego trasciéndelo, porque el dolor es solo un mensajero, no es el enemigo, es la voz de la conciencia que dice: "Mira adentro, cambia tu pensamiento, vuelve a Dios" Y cuando obedeces esa voz, con dulzura, con fe, con entrega, el cuerpo empieza a cambiar y tú empiezas a recordar que la materia no manda sobre ti, porque tu verdadera Esencia es Espíritu y el Espíritu está sano, completo, eterno, como tú.



"La Mente de Cristo. Cómo pensar con el Espíritu y no con el mundo". Por Emmet Fox. 



Capítulo 14

No hay comentarios:

Hola! Este apartado es para ti, por si sientes compartir algo con nosotros. Te responderemos lo antes posible. ¡Muchas gracias!